Coleccionando máquinas 2: El fontanero contra el erizo



Este artículo es el segundo de la serie "Coleccionando máquinas", que escribí un tiempo antes de que formáramos el pozcas, pero revisado y mejorado. En este segundo capítulo, continuación de este otro, se tratan las máquinas de la época 8 bits y 16 bits principalmente, y en algunos casos con una visión bastante personal.

Todos aquellos que nacimos en la primera mitad de los años ochenta (quizás un poco antes, quizás un poco después) tenemos ciertas cosas en común: que el mayor impacto visual de nuestras vidas es el video de “U can’t touch this” de MC Hammer; que no sabíamos por qué, pero sabíamos que la caída del muro de Berlín era algo importante; que el ordenador era un utensilio de trabajo de nuestros padres y que, evidentemente, nacimos en la misma época.

Otra cosa que tenemos en común es que todos hemos jugado a las mismas consolas: la NES, la Super, la Megadrive… En caso de no poseer una, todos teníamos a algún colega de clase/vecino/familiar que tenía la consola. Y además hacíamos eso que a la SGAE nunca le ha hecho gracia: las intercambiábamos. Dejábamos a un lado nuestros absurdos fanatismos (nintendero, seguista, esas cosas) y permitíamos un cambio durante un par de días para jugar a los juegos del colega.

Y hoy voy a intentar contarles a las generaciones posteriores y a las personas que vivieron en alguna galaxia lejana en aquella época la razón por la que echamos una lagrimita cada vez que recordamos juegos como el Flashback.

Los años ochenta y noventa fueron el apogeo de ciertos locales, hoy condenados a albergar tan sólo tragaperras, a los que solíamos llamar salas recreativas. ¿Quién no perdió innumerables tardes jugando a aquellas máquinas? Con tan sólo cinco duros podías jugar a juegos como Street Fighter, Spinmaster, Boogie Wings, Fatal Fury…

Hablar de las máquinas en las que se ejecutaban esos juegos es perder un año de mi vida en escribir un libro en lugar de un artículo. Pero voy a comentar dos de las más importantes.

Por un lado estaba la MVS de SNK. Para ella se hicieron algunos clásicos como el Aero Fighters, Samurai Shodown, King of Fighters, Windjammers, Metal Slug, Magical Drop… En ella babeamos con el bote de los pechos de Mai Shiranui (visto así suena tan penoso), jugamos al fútbol con el Super Sidekicks (conocido entre la gente de mi clase del colegio como el “Gol”, porque en la intro ponía una y otra vez la palabra “Goal!”) o si te molaba el rollo ciencia ficción jugabas al fútbol con el Soccer Brawl.

Por el otro estaban las múltiples versiones de CPS de Capcom. Creo que hubo cuatro o cinco, pero la más famosas fueron la CPS y la CPS2. En la primera jugamos al Street Fighter II, al Cadillacs and Dinosaurs, Ghouls ‘n Ghosts… En la segunda jugamos al Giga Wing, las dos partes del Dungeons & Dragons, a más Street Fighter II…

En la sala de máquinas ocurría un fenómeno social que en raras ocasiones se puede ver en otros lugares. Era eso que sucedía cuando un amigo se sacaba del bolsillo aquello que a esa edad sólo podíamos soñar con poseer alguna vez: una moneda de quinientas pesetas. Incluso parecía que un halo de luz rodeaba al colega. Así me acabé yo, con Iñaki (en teoría lector de esta página), juegos como el Cadilacs and Dinosaurs o el Spinmasters.

Pero dejando de lado las recreativas, había un mundo por explorar en el mercado doméstico. Sabíamos lo que era jugar a videojuegos en casa, pero había que lidiar con ese molesto ente conocido comúnmente como sistema operativo (salvo que tuvieras consolas americanas, cosa poco común por estas tierras). No sólo había que encender la máquina, también había que decirle que querías jugar. Escribir el mítico load “” (eso que parece tan fácil no lo era en absoluto, había que saber que el load estaba en la tecla de la J y las comillas en la P, combinándola con otra tecla). Aún no estábamos preparados para semejante tortura.

Y por ello una malvada compañía japonesa de naipes y videojuegos sacó el aparato Nintendo Entertainment System (NES, 1982). Y tenía una mascota, heredada de títulos anteriores. ¿Un perro? ¿Un elefante? ¿Un erizo azul? ¡No! Un bigotudo fontanero italiano llamado Mario (concretamente Mario Mario). Y lo de fontanero… es como Homer Simpson y su puesto de jefe de seguridad de la central nuclear. Mario en esencia es fontanero, pero se ha dedicado a muchas otras cosas: repartidor, empleado de la construcción, médico, piloto de carreras, jugador de futbol (y tenis), luchador…

La NES fue un exitazo, especialmente a finales de los ochenta (salió en Europa en 1987). Todo el mundo tenía una NES… o algo que se le pareciera, como una YES, una MES, una NASA o cualquier otra consola de pega de tómbola de feria. El Super Mario BROS o el Zelda, son juegos aún recordados hoy en día.

A todo esto, hubo una segunda versión, la NES II, lanzada en 1993.

En 1983 otra perversa compañía de tragaperras y videojuegos llamada Sega lanzó la SG-1000, una consola que funcionaba tanto con tarjetas como con cartuchos. Las tarjetas eran más baratas de fabricar aunque de peores prestaciones y para insertarlas había que utilizar un adaptador que encajaba en el slot del cartucho (Sega, siempre igual).

Como otras máquinas de la época (comentadas en el artículo anterior), también había periféricos y demases para convertirla en un ordenador.

Sin embargo eso no fue suficiente para ser una competencia digna para la NES, por lo que años más tarde Sega lanzó a la calle la SMS (no, no es un protocolo de mensajes telefónicos de texto, si no la Sega Master System, 1985). En realidad perdió su batalla frente a la NES (Nintendo ganó gracias a la exclusividad de muchos juegos). Años más tarde tendría una segunda oportunidad con la Master System II (1990) que venía a ser lo mismo, pero con un diseño más bonito y más cutre (abaratando en fabricación).

Pero a pesar de no ser tan exitosa como la competencia, había que reconocer que Sega intentó desmarcarse desde el principio con innovaciones increíbles. Para la SMS se lanzó las gafas 3D, que jamás he llegado a probar.

NEC también quiso su parte del pastel y en 1987 lanzó, en colaboración con Hudson, PC Engine, aunque tardaría un par de años en llegar a nuestras tierras y lo hizo bajo el nombre Turbografx. A pesar de ser un segundón vista la historia hoy en día, esta máquina tuvo cierto éxito. Funcionaba con unas tarjetas llamadas HuCards, aunque con el tiempo se lanzó un lector de Cds (y posteriormente una versión con ese lector incluído conocida como la Turbo Duo).

Sega lo volvió a intentar con la Megadrive (también conocida como Genesis, 1988) cosechando un éxito mayor. Sonic hizo su debut y se convirtió en la mascota de la compañía, y el Golden Axe o el Street of Rage son unos clásicos.


Pero aquí hay que hablar de los impresionantes periféricos que había para esta consola. Descontando los más obvios de los que hablaré un poco más abajo, tenemos aquella silla, Action Chair (también conocida como la silla que chilla, por el ruidito que hacía cuando te sentabas en ella) y, sobre todo, el Activator (conocido como el hexágono, a pesar de ser un octágono). En las revistas veíamos a un tipo haciendo una patada voladora mientras le daba a un juego de peleas y todos babeábamos con las posibilidades de aquello. Pero como ya comentamos en una ocasión, viéndolo en movimiento, el aparato perdía la gracia.

Sobre la GameBoy (1989), consola por la que se recordará para siempre a Gunpei Yokoi, no tengo mucho que decir. ¿Qué no sabéis ya? Ya sabéis que fue la primera consola portátil (o al menos la primera que triunfó), ya sabéis que era en blanco y negro (o amarillento y verdoso) y que hicieron varias versiones a lo largo de los años: GameBoy con la carcasa coloreada, GameBoy Pocket (1996), GameBoy Light, GameBoy Color (1998). Lo único a mayores que puedo añadir es que usaba el procesador z80, el mismo que el Spectrum, la Master System y muchos otros aparatos de los ochenta.




Atari resucitaba de entre los muertos con la Lynx (1989), la primera portátil en color. Pero fue un fracaso total y absoluto: era muy cara y consumía pilas a dolor. Un detalle curioso: estaba pensada para zurdos y diestros, se le podía dar la vuelta.

La Game Gear (1990), que por cierto fue mi primera consola, luchó contra la GameBoy argumentando que su pantalla era a color. O dicho de otro modo: consumía más pilas. La consola venía a ser una Master System (un pelín mejor) en pequeño e igual de portable (no podías alejarte demasiado del enchufe, que con las pilas era prohibitivo jugar).


Era especialmente conocido el periférico que permitía ver la televisión en esta máquina (en la foto). Yo nunca lo tuve (aunque una vez vi uno) pero siempre pensé que era un poco incómodo, una vuelta atrás en el tiempo el tener que resintonizar cada vez que se quiera cambiar de canal. Tiene los días contados ya que dudo muchísimo que eso pueda sintonizar la TDT.

Tambíen en 1990 se lanzaba otra consola portátil, la TurboExpress de NEC. Venía a ser una versión portátil (un pelín más grande que una Game Boy) de la Turbografx, compatible con los juegos de ésta. La gente que la ha llegado a probar (al contrario que yo) dice que es la mejor consola portátil de la época y por las pintas no puedo decir lo contrario.

Nintendo lanzó en 1990 la Super Nintendo (SNES). Ahí se acabó el mundo tal y como lo conocíamos. Los chavales se dividieron en grupos: los nintenderos y los seguistas (o segueros). Pertenecías a un grupo o a otro dependiendo de la consola que te hubieran regalado los Reyes Magos. Pero no había peleas, si no todo lo contrario: en unas cuantas ocasiones cambié mi Game Gear por una Gameboy para echar partidas a cosas distintas (no había muchas Game Gear en mi clase, por lo que no era muy difícil encontrar a alguien dispuesto a cambiar temporalmente la consola).

La consola de Nintendo fue una de las más populares de la historia y de un catálogo sin igual. Hoy en día se recuerda especialmente por la gran cantidad de RPGs que tuvo (Chrono Trigger, Final Fantasy IV al VI, Zelda, Ilusion of Time y un larguísimo etcétera).

Y también en 1990 SNK lanzó la Neo Geo, una consola pensada para lanzar en ella los juegos de recreativa en el mercado doméstico (los juegos eran idénticos). En principio era una máquina de alquiler y para hoteles, ya que pensaban que era demasiado cara para la gente. Después la sacaron y a pesar de que tuvo bastante éxito, vieron que tenían razón al pensar que era muy cara. Para que os hagáis a la idea, costaba lo mismo que la Playstation 3 en su lanzamiento, pero 16 años antes.

El mítico reproductor de vídeo CD-i (1991) de Philips se anunció en su día (lo recuerdo) como un aparato que también tenía juegos. A decir verdad había muy pocos títulos y los más recordados son las maltratadas licencias de Nintendo (Hotel Mario, Link: The faces of Evil...). Nótese que Nintendo lo permitió porque Philips colaboró a cambio en la creación de la unidad de CD de la Super.

En 1991 comenzó la fiesta con Sega, cuando lanzó la Mega CD, un lector de CD para la Megadrive. La idea era reproducir música de calidad a la vez que se ejecutaba el juego (la música estaba en pistas de audio). Pero solo había un par de juegos buenos (la de vicios que me eché yo al Sonic CD gorroneando consolas ajenas).

Hubo un rediseño (Mega CD II) que era un poco más bonito que el original y que estaba pensado para el rediseño de la Megadrive (Megadrive II). Sin embargo también se podía ensamblar la Megadrive original mediante una expansión que consistía en un cacho de plástico que ampliaba la base para poder colocar en ella la consola... dicho en una frase tan larga quizá no se entienda, pero me la sopla.

La Wondermega (menudo nombre) fue una consola lanzada por JVC (con el permiso de Sega) en 1993 que venía a ser una Megadrive + Mega CD.

Pero antes, en 1992, Sega lanzó la Mega Jet. Era versión pequeña de la Megadrive que se ideó para ser utilizado en pantallas de los vuelos de Japan Airlines (quienes ofrecían cuatro juegos, pero los usuarios podían llevar los suyos de casa, ya que leía los cartuchos de la MD). En 1994 se lanzó al mercado doméstico con cierto éxito (porque ocupaba poco espacio), a pesar de que era incompatible con la Mega CD.


Atari volvía una vez más a la carga con la Jaguar (1993), la primera consola de 64 bits. Aunque para conseguir esos 64 bits hacían trampa: usaban cinco microprocesadores de 32 bits en dos chips montados en paralelo llamados Tom y Jerry. Viva la wikipedia, que me cuenta este tipo de datos.

La 3DO (1993) fue una consola ideada por varias compañías y cada una sacaba su versión (imagino que totalmente compatible con las de los demás). Hoy en día se dice de ella que era una adelantada a su tiempo (fíjate tú, lo mismo que se suele decir de Apple cuando uno de sus productos fracasa). Fracasó debido a la competencia (la super y la mega eran los amos del cotarro), al precio (fíjate tú, cuando se dice que algo es adelantado a su tiempo suele ser también excesivamente caro) y a su mediocre catálogo de juegos (y fijo que gracias a esto me lloverán comentarios en mi contra... si no fuera porque casi nadie nos lee).

Y ahora va la espinita que tengo clavada desde hace muchos años. Nunca jugué al Barcode Battler (1993), una especie de consola portátil con un único juego tipo rpg que funcionaba con códigos de barras. En principio te valían (por ejemplo) los de los cereales para conseguir items nuevos y cosas así. Ender tiene uno y aún no me lo ha dejado probar, cago en tó...

Continuemos con la fiesta de Sega. En 1994, tan sólo un año después de la Wondermega de JVC, lanzó la CDX, un especie de Discman que era en realidad una Megadrive + Mega CD todo en uno.

Tambíen en 1994 Sega lanzó Pico, un ordenador infantil (er...lo estoy rebajando al nivel de “las vacas dicen 'muu'”, pero no es eso en absoluto) un tanto raro y en teoría basado en la Megadrive. Era una cosa rara y ciertamente original: se enchufaba a la tele, tenía un librito que al pasar de página se pasaba de pantalla (entiéndase que en la tele) y se manejaba mediante un lápiz. A decir verdad no me hago muy bien a la idea de cómo funciona esto, ya que jamás he tenido uno a mano para probarlo.

Sega siguió maltratando su imagen con otro periférico para la Megadrive llamado 32x (1994). Era una mejora comparado con la Megadrive, pero la gente empezaba a sentirse un poco timada. Salieron pocos juegos debido a su escaso éxito. Y la gran pregunta que nos hacíamos era: ¿habrán juegos que necesiten la combinación MegaCD y 32x? Y la respuesta es ¡¡¡Sí!!!

Tras el éxito de SNK con su Neo Geo, Capcom decidió hacer lo propio en 1994 con el CPS Charger, una versión doméstica y cara de sus recreativas. Al igual que con la de la competencia, los juegos eran idénticos a las versiones arcade. Pero la consola tuvo poca continuidad (solamente una decena de juegos) ya que tan sólo dos años más tarde Capcom lanzó su siguiente gama de recreativas, la CPS2.

Y Sega, siguiendo con su fiesta particular, lanzó la Nomad (1995), una versión portátil (al contrario que la Mega Jet, ya que la Nomad sí incorporaba una pantalla) de la Megadrive, en la que enchufabas los cartuchos de la MD original. Solo he visto una en toda mi vida, la tenía un amigo que la vendió antes de irse a vivir a Argentina. ¡Cobarde! ¡Huyó para evitar enfrentarse a los que queríamos la Nomad!

Mención aparte merece el PC. A finales de los ochenta y principios de los noventa ploriferaron los juegos para esta plataforma. Bajo un 286, 386 o un 486 se jugaban a títulos que pasaron a la historia como el Doom o el Duke Nukem 3D, la era dorada de las aventuras gráficas (lideradas por las de LucasArts), los simuladores de toda clase (suelto la lagrimita al recordar el F15 o en el SimCity), sus juegos de estrategia... y la popularidad de los ordenadores fue en aumento, con lo que cada vez más y más juegos aparecieron (y, pese a lo que algunos puedan decir, seguirá así por mucho tiempo).

Y, como siempre, me habré dejado alguna en el tintero. Pero no soy un ser todopoderoso aunque a veces lo parezca. En un futuro no excesivamente lejano publicaré el tercero y último capítulo de esta compilación de máquinas videojueguiles.

Continúa en este artículo

3 comentarios:

Tono Gundín dijo...

La 3DO tubo buenos juegos pero eran muy caros, y la consola sobre 600€ :( de aquella 600€ para una consola si que era caro!!.

Juegos de la talla Super Street Fighter 2 turbo. Shamurai Shodown, Fifa Soccer, Road Rash, Dragon's Lair, Belzerion, Power Kingdom, y muchos otros que hay que son muy buenos.

En mi opinión que estuve 2 años jugando con ella os puedo decir que había juegos que igualaba con los primeros de la Playstation 1, y en vídeo tanto calidad como tamaño superaba con creces a los de playstation 1, mejores colores y mas resolución.

La idea de los mandos también era interesante, contaba con un solo puerto para un mando, pero es que los mandos incluían otro puerto para que se conectase el segundo ahí, y del segundo al tercero y así en cadena, una buena idea pues no hay 4 cables por el suelo hacia la consola, también llevaban los mandos toma de cascos para minijack y control de volumen para ello. Sin duda algo que deberían tomar nota hoy en día las compañías, lo cómodo que resulta a veces para no molestar a los demás, poder ponerte los cascos y disfrutar de la música en un buen Stereo.

Bueno si necesitáis mas datos, avisarme :D

Val dijo...

Muchas gracias por esa información, desconocía esos datos. Viniendo de quién viene la doy por 100% fiable xDD

La 360 hace algo parecido con lo de los cascos, pero creo que solo vale para los alaridos que suelte la gente con la que se juega online (y además tiene su propio conector, no valen cualquier cascos).

Allan dijo...

depende del juego, claro. En halo 3 te los quitas porque de nada valen si no estás con amigos. Pero en el burnout Paradise son algo esencial.

vemonos